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EL SANTUARIO DE SANTA MARÍA DE LUGÁS
MÁS DE ONCE SIGLOS AL SERVICIO DE LA FE
Sobre un elevado promontorio rodeado de robles y castaños centenarios se levanta la iglesia de Santa María de Lugás. Uno de los principales santuarios marianos del Principado de Asturias. Desde esa pequeña atalaya se obtienen unas sorprendentes vistas de la capital del concejo y de los pueblos circundantes. Aunque el origen de este santuario se remonta a tiempos de la monarquía asturiana, la construcción del templo conservado habría tenido lugar entre finales del siglo XII y comienzos del XIII. Pese haber perdido el ábside primigenio en el año 1690, aún conserva importantes testimonios de estilo románico de extraordinaria calidad, como el arco de triunfo que comunica con su nave única de formato rectangular. Este arco triunfal presenta dos roscas o doble arquivolta de medio punto decorada con zig-zag y protegida por guardapolvo. A cada lado se disponen tres capiteles. Los del lado de la Epístola (lado derecho) decorados con dos leones afrontados y motivos vegetales, mientras que en los del lado del Evangelio (lado izquierdo) destacan las escenas de la Visitación de María a su prima Santa Isabel, la Presentación de Jesús en el Templo y otro que presenta a dos aves que devoran una serpiente de doble cola.
Esta iglesia cuenta con dos portadas románicas de gran pericia técnica: la portada principal y la meridional. La principal está orientada hacia el oeste y, bajo un tejaroz profusamente decorado dispone de tres arquivoltas de medio punto. De entre sus seis capiteles cinco se cubren con delicadas estilizaciones vegetales o frutos y uno con la escena de “Daniel en el foso de los leones”. La otra portada se abre hacia el mediodía y es de menor envergadura. Presenta un guardapolvo recorrido por sencillas molduras y doble arquivolta que se decora con cabezas de pico de clara reminiscencia anglonormanda y modillones de rollos. Una máscara expresionista engullendo una hoja y cintas cubiertas de motivos perlados aparecen orlando sus dos cestas.
En el camarín del retablo mayor de la iglesia se venera la imagen de la titular del santuario, Nuestra Señora de la Natividad, aunque popularmente se la conoce como la “Santina de Lugás”. Se trata de una imagen tardorrománica labrada en madera, entronizada y de rasgos hieráticos que porta sobre su brazo izquierdo al Niño Jesús. El Niño lleva una bola o poma en su mano derecha, mientras en la izquierda porta el libro que contiene las Sagradas escrituras. La talla conserva en buen estado la policromía aplicada en el año 1671. Desde finales de la década de los setenta del siglo XVII se adaptó para ser vestida. La iglesia de Santa María de Lugás ha sido declarada Bien de Interés Cultural en 1994.
Fiestas del Santuario
Día 8 de septiembre
Natividad de Nuestra Señora
Misas: 9:00 h., 10:00 h., 11:00 h. y 12:30 h.
Solemne final de la Novena: 19:00 h.
Día 29 de septiembre
San Miguel Arcángel
Misa: 12:30 h.
Primer domingo de octubre
Nuestra Señora del Rosario
Misa: 12:00 h.
Autor del texto: Roberto Carneado Peruyera.
Licenciado en Historia del Arte y Especialista Universitario en Gestión Cultural.
El 8 de agosto del año 921 el rey Ordoño II donó a la Catedral de San Salvador de Oviedo el templo de Santa María ubicado en Grases. Estamos ante la referencia más antigua al lugar de Grases en época altomedieval y se recoge en el Libro de los Testamentos conservado en el Archivo Capitular de la Santa Iglesia Catedral de Oviedo. De este templo tan solo conservamos dicha referencia documental.
La primera alusión a la iglesia de San Vicente de Grases, perteneciente al concejo de Villaviciosa, se documenta en la Nómina parroquial del obispo Gutierre de Toledo (1385-1386). En ella se menciona a Fernán Suárez como su abad, canónigo y capellán.
La iglesia actual fue levantada en el año 1769 y es de estilo barroco, aunque en ella se han reutilizado cuatro canecillos de estilo románico que proceden de la antigua iglesia parroquial, ubicada en Grases de Arriba, de acuerdo con la toponimia del lugar. Todos ellos han sido labrados en piedra caliza, durante la primera mitad del siglo XIII por un taller anónimo y se decoran con formas zoomórficas. Uno de ellos se conserva empotrado en el exterior del muro occidental del pórtico y en él quizá se representa la cabeza de un jabalí, con la boca ligeramente entreabierta.
Otros dos canecillos de acabado muy semejante se hallan en la estancia anexa al muro del lado del Evangelio y un cuarto se encuentra inserto en el exterior del muro meridional, próximo a la cabecera del templo.
También se conserva en el templo el parteluz de un ventanal afectado por una fisura. La pieza se decora con una cruz griega de trazado algo irregular, en cuyo pie se inserta un vástago que le proporciona un aspecto procesional.
Autor del texto: Roberto Carneado Peruyera.